Con el puerto en los zapatos
- 17 DE DICIEMBRE 2024

Por Felipe Rodríguez
La trova chilena tuvo uno de sus hijos ilustres en la voz de Osvaldo Rodríguez, poeta, cantautor y dibujante que tempranamente cautivó al público con su guitarra y letras de una profundidad melancólica y citadina. Los problemas sociales, la pobreza, la protesta y la clase trabajadora fueron algunas de las temáticas que inundaron sus líricas; la política y la subversión formaron su concepto musical; la bohemia y la poesía fueron su fuente creativa, llevándolo a transformarse en uno de los músicos más significativos de La Nueva Canción Chilena.
Nació en Valparaíso en 1943, vivió su infancia en el cerro Artillería, estudió en el colegio Mackay de Viña del Mar, más tarde ingresó a las escuelas de Bellas Artes de la ciudad jardín y a la de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Valparaíso. Estudios que dejó incompletos, hasta que se tituló de Bachiller en Letras en la Universidad de Chile. La casa de Bello fue testigo de la formación intelectual de un compositor que rescató la escena porteña con temas que revelan la vida urbana y laboral de la ciudad de los ascensores, de la lucha política de sus trabajadores. Así lo dejan de manifiesto piezas como Primero de Mayo en la Plaza del Pueblo o su tradicional vals Valparaíso. Éste último cobró notoriedad y vigencia hasta el día de hoy, convirtiéndose en un himno popular que retrata el corazón obrero y harapiento de los habitantes del puerto. Canción que se va entretejiendo entre el testimonio íntimo y de infancia del gitano con la historia social de su época.
Con el paso del tiempo, Rodríguez lanzó dos discos de estudios, Tiempo de vivir en 1972 y Los pájaros sin mar de 1976. En la primera placa editada por el sello Dicap, durante su militancia comunista en la Unidad Popular, se caracterizó por expresar abiertamente su posición política y defender la lucha revolucionaria antifascista con canciones como Marcha de los estudiantes, En la tumba de García Lorca o su cover de Romance del desterrado del cantautor español Paco Ibáñez. Trabajo discográfico que contrasta con su segundo álbum publicado en el extranjero y durante su exilio, en donde muestra una faceta más íntima, melancólica y nostálgica.
Tras el golpe de Estado de 1973 en Chile, el Gitano deambula por distintas ciudades como exiliado: Buenos Aíres, Madrid, Rostock, París, Praga, Göttingen, entre otras. Fue precisamente en esta última ciudad alemana en donde trabajó como profesor universitario, al igual que en las casas de estudios de las localidades italianas Siena y Sassari, además de dictar conferencias por Europa y Norteamérica. Logros que obtuvo después de publicar crónicas, artículos para prensa, su tesis y ensayo La Nueva Canción Chilena: continuidad y reflejo de 1988 y que obtuvo el Premio Casa de las Américas, junto a su libro más conocido, titulado Cantores que reflexionan, en donde reúne crónicas, entrevistas, citas para presentar una investigación profunda y testimonial acerca del movimiento de La Nueva Canción Chilena.
La veta como escritor y el reconocimiento que obtuvo con ello se vio contrastado por su complicado retorno del exilio a nuestro país. Fue así como regresa a su natal Valparaíso en 1989, ciudad a la cual no pudo volver a insertarse, llevándolo a instalarse posteriormente en Reñaca. Pero la falta de oportunidades laborales terminó por llevarlo nuevamente de vuelta al viejo continente.
En 1993 viaja a Chile para ser jurado del Festival de la Canción de Viña del Mar y junto a su familia comienza a vivir de nuevo en nuestro país. Hace clases en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación y en el Instituto de Arte de la Universidad Católica; dicta conferencias sobre la vida y obra de Violeta Parra para el Instituto Cultural del Banco del Estado; en 1994 publica un libro de cuentos con el nombre de Canto de extramuros y prologado por Julio Cortázar; regresa a Italia aquejado por problemas de salud para asentarse en el pueblo de Bardolino, lugar que fue su última estadía hasta que fallece en 1996, a causa de diversas enfermedades.
De esta manera, La Nueva Canción Chilena perdió a uno sus hijos fundamentales, de esos que supieron contener la historia de su pueblo y transmitir la realidad social y política de su época. A través de la música y la literatura, el testimonio de múltiples voces se urdió en la canción contestaria, combativa, con aires revolucionarios, melancólica y también nostálgica. Un legado que fue capaz de sembrar memoria y amor por su entrañable Valparaíso.
Así llegaron los diversos homenajes a su importante figura y tras el regreso de sus cenizas a su amado puerto, póstumamente fue declarado hijo ilustre por la alcaldía, junto a una romería matinal desde el Muelle Prat y una placa recordatoria en uno de los muros de su casa natal. También se realizó una jornada de oración en la Iglesia La Matriz e Inti Illimani, Payo Grondona, Illapu y Congreso participaron de un concierto recordatorio en la Plaza Sotomayor.
Asimismo, en agosto de 2024, La Municipalidad de Valparaíso junto al Colectivo Casa Transparente y al Archivo Osvaldo Rodríguez organizaron un ciclo de homenaje al Gitano, llamado “Un día nació aquí sencillamente” y que inició con un concierto tributo en el Teatro Municipal de la ciudad porteña, para, posteriormente, inaugurar en el Edificio Consistorial del municipio una muestra sobre la obra gráfica y visual del cantautor, titulada “Sueños del Habitante de la Casa Transparente”.
Fuente foto: https://radio.uchile.cl/