La resistencia del canto popular de Sol y Lluvia

Por Felipe Rodríguez

 

A mediados de los´70 nace en Santiago este proyecto musical que reúne canción protesta, lírica social, subversión contra la represión, paz y esperanza. Esas consignas marcan el sello temático de la agrupación formada por los hermanos Labra, que hasta el día de hoy mantienen vigente su repertorio sonoro, transformándose en una pieza clave para la memoria de quienes lucharon contra la dictadura cívico-militar chilena. 

Fue en 1976 y en un taller de serigrafía que dirigía Harley -el mayor del clan Labra- en la comuna de San Joaquín, en donde Amaro -voz y guitarra-, Charles -percusión- y Jonny -bajo- dieron vida a lo que más tarde se conoció como Sol y Lluvia.

Inicialmente, Amaro y Charles tuvieron un conjunto llamado Antuauca que alcanzó notoriedad en estudiantes, trabajadores y vecinos, tras presentaciones en universidades, sindicatos y en el mismo taller de serigrafía de la calle Sierra Bella. Hasta que, en 1978, adquieren el nombre Sol y Lluvia, con el cual quedarían grabados en la historia de la música popular nacional.

Tratándose de una agrupación que vivió la persecución política de esos años por parte de organismos represivos y de seguridad del Estado, es que, en 1978, Amaro y Charles fueron detenidos por pegar afiches en la vía pública, lo cual luego derivó en una vigilancia al taller donde trabajan.

En 1980 llegaría su primer registro fonográfico. Se trata de Canto + Vida, editado de forma artesanal y originalmente en cassette, reunió 11 canciones que con Agradecidos, desde la oscura tiniebla, una especie de manifiesto y obertura, en donde la banda ofrece su trabajo musical a sus padres y dejan en claro los principios que transmiten en sus letras, los cuales se pueden resumir en la búsqueda de un sueño, de una utopía, de un compromiso político -musical- que brinde fraternidad, libertad, paz y amor; un Canto + Vida contra el dolor y el sufrimiento. Así, el álbum va avanzando entre la memoria y los sueños de liberación con palabras de aliento que se apoyan en un fuerte mensaje cristiano: “…me libero con Jesús el labrador…”, reza en la primera canción; “…siento a mi maestro a la vez, acomodo su cruz en un rincón, le regalo mi jardín con todos mis pequeños hermanos vegetales y sus microcósmicos paisajes…”, afirman en Invocación, el segundo tema. Luego aparecen otras canciones como Para que nunca más, Abrazando el Vuelo y Adiós General, que se convirtieron en himnos contra la dictadura, la tortura y la represión. También está Exilio y Lonquén, ambas en referencia a la persecución política, asesinatos y ostracismo. Así queda de manifiesto en esta última canción: “Sabíamos que no eran nuestros compañeros los que allí estaban, sabíamos que no eran nuestros camaradas, los que allí estaban, pero sabíamos que eran nuestros hermanos…” Y más tarde sigue, “Lonquén, sonido sangriento, rostro campesino prisionero, van a cárcel de ideas, trigo-cemento para humildes huesos. ¡Lonquén, vergüenza!”.  Asimismo, en Exilio se puede escuchar hacia el final la siguiente sentencia: “… tu abrazo estará conmigo, venceremos a la muerte…”

En un largo tour es una de las canciones más reconocidas y emocionantes que convocan a las multitudes a organizarse y a tomar conciencia de la alienación provocada por los contenidos televisivos de esa época, haciendo clara alusión a la telenovela de turno y al noticiero central de la televisión pública durante la dictadura militar: “…a esta hora, justamente a esta hora, en que tu cerebro empieza a cabecear con la última telenovela, quisiera sacarte a caminar en un largo tour…” Y más adelante, dice, “…alejando de tu vida la mentira, quisiera sacarte a caminar en un largo tour por Pudahuel y La Bandera, por Pudahuel y La Legua. Y verías la vida tal como es…” Luego continúa, “…a esta hora en que empiezas a sentir que nada pasa y todo pasa…” “…A esta hora en que empiezas a mirar 60 mentiras por minuto -referencia irónica al noticiero de TVN 60 Minutos-, quisiera sacarte a caminar en un tour por Pudahuel y La Bandera…” Así, queda demostrado que el contenido de esta letra es un mensaje directo de convocatoria y rebeldía que con clamor promueve la revolución para despertar del letargo mediático y televisivo.

Con este primer trabajo discográfico, Sol y Lluvia se abrió paso en la escena musical de la época, lo que le valió su cercanía, cada vez mayor, con el movimiento popular de la Canción Nueva, junto a una seguidilla de conciertos en el mítico Café del Cerro, que a la postre producirían un disco en vivo, llamado Canto es Vida, grabado en dicho café y autoeditado en 1982, que posteriormente reeditaría sello Alerce en 1994.

Ya entrada la década de los 80 y con la llegada de Jonny Labra en 1983, pasaron de ser un dúo a un trío, logrando giras, conciertos y publicaciones de discos. Así llega A Desatar Esperanza en 1987, una placa editada por sello EMI y reeditada por Alerce en 1994, que incorporó temas nuevos y otros ya clásicos, como El Vuelo, Para que nunca más, Adiós General, ésta última en versión en vivo. Luego vendrían los álbumes +Personas (1988), también de sello EMI; Testimonio de Paz de sello Alerce (1989); El airé volverá, grabado en vivo en un concierto en el Teatro California (1989); Adiós General, adiós carnaval, registro en vivo de su presentación en el estadio Santa Laura el 10 de marzo de 1990, un día antes de que se produjera el cambio de mando de gobierno entre Augusto Pinochet y Patricio Aylwin; Somos gente de la tierra (1992), álbum en vivo que registra el concierto en el Court Central del Estadio Nacional; Hacia la tierra (1993), otra placa de estudio y de sello Alerce; La vida siempre (2000) de sello Alerce, disco de estudio sin la participación del percusionista cofundador de la agrupación Charles Labra; La conspiración de la esperanza (2004) editado con Universal y que incluye la canción de Silvio Rodríguez El reino de todavía; Clima Humana (2013) publicado por Mastermedia.

Otro episodio importante en la historia de Sol y Lluvia es su participación en la campaña del NO del plebiscito de 1988, en donde fue citado el título de una sus canciones emblemas, cuando a la mañana siguiente al triunfo de la opción NO, el Fortín Mapocho -en primera instancia periódico y luego diario de circulación nacional y opositor al régimen de Pinochet- tituló en la portada de su edición “Adiós General, Adiós Carnaval”.

A fines de los 80 y para las numerosas presentaciones de la banda, entre las cuales destacan conciertos en Canadá para la comunidad de exiliados chilenos en ese país, la presentación de 1989 en el Teatro California y el histórico ya mencionado concierto de 1990 en el Estadio Santa Laura, la agrupación de los hermanos Labra incorporó al charanguista Juan Flores que en 1990 deja la banda para sumarse a Illapu y en su reemplazo llegaría Patricio Quilodrán, junto al quenista Marcelo Concha para darle un sonoridad andina a la banda.

Los años 90 fueron testigos de cambios en Sol y Lluvia, tal como ocurrió con la salida de Charles Labra, quien renunció en 1999 por diferencias con sus hermanos, especialmente con Amaro. Ese mismo año, Charles creo un nuevo conjunto con el nombre de Antu Kai Mawen, que significa Sol y Lluvia en mapudungun.

Meses antes, no obstante, el popular grupo vivió uno de sus momentos más memorables, cuando en abril de 1999 y con 60 mil personas de público, brindaron un concierto en el Estadio Nacional, logrando un lleno total en el coliseo ñuñoíno.

En el año 2000 asoma otra presentación con seis mil personas en el Teatro Monumental, en el marco del lanzamiento de lo que fue su nuevo álbum ese año, titulado La vida siempre, que contó con la nueva incorporación de Harley Labra, hijo de Amaro, en percusiones.

En 2006 aparece Lluvia de sol. La memoria del canto, un libro biográfico, escrito por Hans Labra -hijo de Charles- que no sólo repasa la historia de la agrupación, sino que también busca aclarar la salida de su padre de la banda. 

Más adelante, 2018 se publica Sol y Lluvia, voces y resistencia, un libro de autoría del periodista y músico Gonzalo Planet -integrante de Matorral y colaborador en proyectos, como Los Santos Dumont, Fruto Prohibido y en solistas, como Leo Quintero y Felipe Cadenasso- que recorre la vida y obra del conjunto en textos, imágenes, fotografías y archivos de época.   

A lo largo del tiempo y en casi 50 años de trayectoria, el aclamado grupo se ha posicionado como uno de los elementos fundamentales del canto popular cuya creación musical y compromiso político representó a un amplio espectro de la población chilena, perviviendo hasta el día de hoy en la memoria sonora nacional.

De esta manera, Sol y Lluvia, ha combinado la alegría, la esperanza, el baile, la protesta, con la resistencia y la justicia social.

 

 

 

                Fuente foto: https://es.wikipedia.org/

 

 

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